18. Memento mori

Llego a Iowa después de 3 semanas de no dormir con mi marido. Hablamos de hacer un trío. Más tarde, de tener hijos. Evidentemente la distancia nos vuelve extremistas.

Creo que vamos a hacer las dos cosas, aunque tener un hijo es otra forma de hacer un trío.

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Pasé 3 semanas viajando con mi amiga M. por Chicago y New York.

M. es hermosa, tiene esa belleza de las muñecas de porcelana. Su piel de seda, su nariz de líneas exactas, sus pómulos altos y rosados. Pero como todo yang tiene su ying, su costado Fiona: el de M. es que ronca. Dormimos 21 noches en la misma cama, cada una apretada en un rincón para no incomodar a la otra, muy respetuosas del espacio ajeno. Pero lo del ronquido no se controla. Por alguna razón que me excede no se lo digo la primera mañana y termino por callarme durante todo el viaje. Desarrollo métodos para silenciarla sin que se despierte. Giro sobre mi eje rebotando sobre el colchón. Mareo las sábanas. La destapo. La sobre tapo. Lo mejor es robarle la sábana. Descubro que sólo ronca cuando está boca arriba, por lo que mi nuevo propósito es hacerla girar hacia algún lado. A la semana me vuelvo profesional. Las noches que no me despierta me preocupo, me fijo si respira. Cuando no me deja dormir me pongo a leer a Sontag.

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Del libro de Susan Sontag, On Photography saco lo de memento mori. Viene del latín: “Recuerda que debes morir”. No puedo estar más de acuerdo con Sontag cuando dice que la fotografía es la presencia de lo ausente, un acto de elegía, la mágica transformación de un momento en un objeto que congela el tiempo, que lo vuelve coleccionable. Una nueva religión, igual de misteriosa y mágica, que fragmenta la experiencia en porciones azarosas, mirada quebrada del tiempo y el mundo. Destrucción y reconstrucción ficticia de la memoria: conquista de la imagen. Oxímoron absoluto que pelea a la muerte y no hace más que subrayarla: memento mori, remember that you must die.

¿Cómo negarme al goce de la experiencia?

¿Cómo negarme a amar? ¿A orgasmear en conjunto? ¿A parir?

Todo pasa.