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9. Tao (todos mis muertos)

Revisé las cajas de zapatos donde mi abuela archiva su historia. Me armé mi propia colección, como una serie de estampitas religiosas, mi versión de la mitología familiar. Con la abuela encontramos una carta que mi abuelo Antonio le escribió cuando todavía eran novios. Su letra cursiva es prolija, torcida hacia la derecha y no se despega del renglón ni siquiera en las mayúsculas, que son barrocas y elaboradas. Mi abuelo era almacenero. La tinta es negra y la carta dura dos carillas. No tiene fecha. Le pide a mi abuela, a la que llama "mi Negra", que lo ayude a hacerle entender a su madre -mi bisabuela Lucila- que no puede seguir viviendo con él. Mi abuelo se anima a confesarle a su futura mujer que no quiere tener que soportar a su madre. Le dice que quiere ser feliz y que con esa mujer viviendo en su casa es imposible. Jura que prefiere morir antes que seguir aguantándola.


Qué increíble. Esa mujer también está en mi sangre.


Mi abuela revuelve la caja conmigo. Se le enredan la memoria y el tiempo. Me cuenta por qué está disfrazada de jardinera esa tarde de carnaval. Se acuerda de la vez que, antes de ir a la guardería con mi uniforme amarillo y rojo, traté de escaparme de la Agfa Autostar X-126 con la que mi tío me perseguía para sacarme una foto, por eso me río y salgo borrosa. Dice que nunca me gustó salir en las fotos: siempre quería sacarlas yo. Encuentra otra que la hace acordar de sus vacaciones con la Graciela (Modelo: Justicialista Sedán Graciela Wartburg, el primer auto argentino y peronista fabricado en Córdoba, también conocido como el Justicialista). Le decían así, "la Graciela", y lo llenaban de valijas, ollas, botellas de cerveza, verduras, cañas de pescar y gallinas vivas que hacían olor a pluma y cacareaban todo el viaje hasta la casa de veraneo que unos amigos le prestaban en Tanti. La abuela trata las fotos con cuidado, las levanta como si fueran pollitos, órganos vivos de alguien que quiere. En esa caja se amontonan todos sus tesoros y todos sus muertos. La heredo. Empiezo a acumular los míos.




*


Paradigma: palabra griega parádeigma que se divide en dos vocablos, pará: junto, y deigma: patrón. En Platón los paradigmas son los modelos divinos a partir de los cuales se hacen las cosas terrestres. Originalmente el término se utilizaba para hacer mención a una parábola o fábula.


Como la biblia: un relato simbólico con un fin didáctico.


A partir de los 60s el término empezó a utilizarse como una especie de sinónimo del concepto de cosmovisión. En las ciencias sociales, paradigma se usa para describir un conjunto de experiencias, creencias y valores que afectan la forma en la que el individuo percibe la realidad y su forma de responder a esa percepción. En este caso el mundo es comprendido por el paradigma, por lo que paradigma es la forma de entender el mundo, el hombre y las realidades cercanas a su conocimiento.



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Leí el libro de Alan Watts ¿Qué es el Tao?. Estoy tratando de entender. Aunque nunca creí en la existencia de un Dios que dirige nuestras vidas, estoy convencida del poder de la naturaleza.


Me estoy transformando otra vez. Hoy apareció como una presión caliente en el pecho que empujaba hacia arriba. Si el Tao es el fluir de la naturaleza, me va a llevar al lugar al que deba ir. Mi vocación está mutando. Lo sé a un nivel abstracto, intuitivo, pero concreto. Lo sé con esa forma de saber que es interna, que viene de las venas. Como un musgo húmedo y pegajoso que se expande y crece.


Me agarro del Tao porque necesito un paradigma. Estoy cansada de la verdura religiosa. Me interesa como ficción: ángeles, huevos cósmicos y monstruos originarios. Me hace falta creer en algo y el Tao encaja. No hay dioses por adorar ni orígenes bizarros. No hay castigos divinos. No hay mandamientos por cumplir ni paraísos por conquistar. Es imposible hablar de estas cosas sin ponerse pesado. El arte depende demasiado del cinismo. Lo digo igual: el mundo es mi casa y yo soy el mundo. La idea del Tao es que yo no soy más valiosa que una planta. Y si entiendo eso, que un helecho, una montaña, un burro, una tormenta, una cucaracha, una piedra, un tomate, una estrella, una serpiente, un pino, un remolino y un pez de río son lo mismo que yo, ¿queda algo por aprender?





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